Suscríbete Gratis a Elecciones Presidenciales 2012 Venezuela por Email
Tweet
El exgobernador del Zulia anunció que llegará a Venezuela en los próximos días. Se pondrá a derecho. Algunos sectores temen que fomente la división opositora. Otros creen que hace falta para ganar la Presidencia en 2012
laverdad.com
El anuncio del regreso de Manuel Rosales Guerrero a Venezuela genera un sabroso debate en un ala del sector opositor. El nombre del fundador neotempista desata las pasiones con intensidad, a favor y en contra. Quienes lo ven como el único dirigente capaz de enfrentarse a Hugo Chávez concentra a un grupo de devotos que hasta le prenden velas para su pronto regreso. Lo ven como la salvación del país.
El otro pedazo, igual de grande, piensa que su tiempo en la política terminó al no quedarse en Venezuela y hace votos porque se mantenga al margen de la carrera por la Presidencia, para dar paso a liderazgos emergentes como los de Henrique Capriles, Leopoldo López y el propio Pablo Pérez Álvarez. Desde esta parcela lo verían como agente de la división al vincular su manera de hacer política con la Cuarta República.
El escenario es complejo hasta para un kamikaze. La unidad opositora pareciera estremecerse hasta con una pluma. Por la lejanía, Rosales perdió peso político, progresivamente, desde finales de abril de 2009 cuando el ex Gobernador del Zulia solicitó asilo en Lima tras la persecución judicial en su contra ordenada en octubre por el propio presidente Hugo Chávez Frías en la Plaza de Toros de Maracaibo. Hoy la meditación lo empujaría a jugársela a Rosalinda.
La alta dirigencia de Un Nuevo Tiempo, encabezada por los diputados Omar Barboza y Alfredo Osorio, analizan los movimientos con dos fichas únicas: Rosales y Pérez. Las encuestas los ubican entre los tres primeros favoritos para ganar las primarias opositoras de 2011 y el derecho a enfrentar, como nunca, a un Hugo Chávez con la popularidad en franco descenso. Las discusiones se dan en Caracas y con la presencia de los liderazgos regionales.
A todas luces la jugada de Rosales es un ejercicio de supervivencia política. Asume la valentía como pasaporte. Eso es innegable. La cárcel es, según la amenaza de altos funcionarios oficialistas, el costo del retorno a su Patria. Pero no le importa. Quiere recuperar el espacio conquistado con olfato y temple. Aunque desde sectores opositores que rechazan su postulación se habla de una apetencia personal, tiene todo el derecho a sumar su nombre. Su esposa, Eveling Trejo, cree que ya está pasando la hora de “comerse las verdes” y “saborear las maduras”. En su versión, vendrá al país en los próximos días, con un equipo de abogados que trabajarán en ayudarlo a salir del laberinto judicial que lo espera.
Rosales debe saber que en el país no lo esperan aplausos y arengas. Sí, los habrá. No se duda. Pero, como cuchillos filosos tendrá que enfrentar la resistencia de sectores que le recriminaron asilarse pese a prometer que se quedaría a hacer frente al torbellino de 2009.
Teodoro Petkoff, editor de Tal Cual y avezado analista político, quien en 2006 declinó su candidatura junto con Julio Borges a favor de Rosales, es de los cree que es tiempo de dar pasos a nuevos protagonistas. José Vicente Carrasquero, lo ve más como una opción más en la búsqueda del liderazgo que clama el sector democrático. Ojalá prime la cordura y se pegue el oído a tierra para escuchar el clamor de las masas populares.
laverdad.com
El anuncio del regreso de Manuel Rosales Guerrero a Venezuela genera un sabroso debate en un ala del sector opositor. El nombre del fundador neotempista desata las pasiones con intensidad, a favor y en contra. Quienes lo ven como el único dirigente capaz de enfrentarse a Hugo Chávez concentra a un grupo de devotos que hasta le prenden velas para su pronto regreso. Lo ven como la salvación del país.
El otro pedazo, igual de grande, piensa que su tiempo en la política terminó al no quedarse en Venezuela y hace votos porque se mantenga al margen de la carrera por la Presidencia, para dar paso a liderazgos emergentes como los de Henrique Capriles, Leopoldo López y el propio Pablo Pérez Álvarez. Desde esta parcela lo verían como agente de la división al vincular su manera de hacer política con la Cuarta República.
El escenario es complejo hasta para un kamikaze. La unidad opositora pareciera estremecerse hasta con una pluma. Por la lejanía, Rosales perdió peso político, progresivamente, desde finales de abril de 2009 cuando el ex Gobernador del Zulia solicitó asilo en Lima tras la persecución judicial en su contra ordenada en octubre por el propio presidente Hugo Chávez Frías en la Plaza de Toros de Maracaibo. Hoy la meditación lo empujaría a jugársela a Rosalinda.
La alta dirigencia de Un Nuevo Tiempo, encabezada por los diputados Omar Barboza y Alfredo Osorio, analizan los movimientos con dos fichas únicas: Rosales y Pérez. Las encuestas los ubican entre los tres primeros favoritos para ganar las primarias opositoras de 2011 y el derecho a enfrentar, como nunca, a un Hugo Chávez con la popularidad en franco descenso. Las discusiones se dan en Caracas y con la presencia de los liderazgos regionales.
A todas luces la jugada de Rosales es un ejercicio de supervivencia política. Asume la valentía como pasaporte. Eso es innegable. La cárcel es, según la amenaza de altos funcionarios oficialistas, el costo del retorno a su Patria. Pero no le importa. Quiere recuperar el espacio conquistado con olfato y temple. Aunque desde sectores opositores que rechazan su postulación se habla de una apetencia personal, tiene todo el derecho a sumar su nombre. Su esposa, Eveling Trejo, cree que ya está pasando la hora de “comerse las verdes” y “saborear las maduras”. En su versión, vendrá al país en los próximos días, con un equipo de abogados que trabajarán en ayudarlo a salir del laberinto judicial que lo espera.
Rosales debe saber que en el país no lo esperan aplausos y arengas. Sí, los habrá. No se duda. Pero, como cuchillos filosos tendrá que enfrentar la resistencia de sectores que le recriminaron asilarse pese a prometer que se quedaría a hacer frente al torbellino de 2009.
Teodoro Petkoff, editor de Tal Cual y avezado analista político, quien en 2006 declinó su candidatura junto con Julio Borges a favor de Rosales, es de los cree que es tiempo de dar pasos a nuevos protagonistas. José Vicente Carrasquero, lo ve más como una opción más en la búsqueda del liderazgo que clama el sector democrático. Ojalá prime la cordura y se pegue el oído a tierra para escuchar el clamor de las masas populares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario