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domingo, 26 de junio de 2011

Correo del Caroní entrevista a Diego Arria: “Creo que hace falta volvernos a inspirar”



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Diego Arria recrimina muchos aspectos del mandato de Hugo Chávez, pero una de ellas la califica de “perversa”. Se refiere a la responsabilidad que ha tenido el Presidente en la incitación al delito y a la violencia. Por otro lado, el ex ministro y ex representante de Venezuela en Naciones Unidas cree que los ciudadanos “se han venido acostumbrando a que su calidad de la vida sea, simplemente, subsistencia”.


Marcos David Valverde
correodelcaroni


Arria: “Chávez es un prontuario ambulante”


A quien fue presidente de la Corporación Nacional de Hotelería y Turismo de Rafael Caldera, gobernador de Caracas y ministro de Información y Turismo durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, Representante Permanente de Venezuela en la Organización de las Naciones Unidas y presidente del Consejo de Seguridad del mismo organismo, Diego Arria, le tocó, de pronto, toparse con la realidad de Ciudad Guayana: justo antes de comenzar la entrevista, hubo un apagón.

Linternas, el traslado a un lugar menos caluroso y las respectivas excusas, caracterizaron la conversación con el fundador de la expropiada finca La Carolina.

Pero ese momento sirvió para que Arria afincara más su discurso en un ámbito: la debacle de Ciudad Guayana y de un país que, según su apreciación, no cuenta con un liderazgo nacional capaz de conducirlo hacia un nuevo destino y, sobre todo, de enfrentar a Hugo Chávez.


- Defiende la idea “de hablar en serio”. ¿Cómo se logra eso en Venezuela?

- Hablar en serio significa expresarse públicamente para definir la realidad política, económica y electoral. Ayer (en la UCAB-Guayana) me refería, especialmente, a la electoral, que en estos momentos tiene obstáculos de significación que algunos prefieren no mencionar o limitarse a ser poco comunicativos en esa materia. Hablar claro es no subestimar la inteligencia de nuestros compatriotas. Para mí, hay un segmento importante de la población que no se siente representado ante la ausencia de claridad de los planteamientos sobre a qué estamos enfrentados, y no estamos enfrentados a una elección más, sino a un ejercicio que va a deteriorar el futuro de Venezuela. O rescatamos al país o lo perdemos, y perderlo significa seguir la ruta que se sigue con este régimen que nos lleva al colapso.


- ¿Venezuela es lo que se preveía hace 30 ó 20 años, cuando usted militaba, de manera activa, en la política?

- No. Definitivamente no. El caso más dramático es el de Guayana. Aquí se intentó hacer realidad lo de Walter Raleigh, que era El Dorado, y sin la menor duda se intentó un proyecto a una escala monumental, que son las industrias básicas, montándose en cada uno de los recursos naturales extraordinarios de Guayana. Eso lo estamos viendo los venezolanos colapsar, y el colapso de las industrias básicas no es un problema regional, es un problema nacional. La mayoría de la gente no entiende las conexiones entre el éxito o el fracaso de la economía nacional y las empresas básicas de Guayana. Cuando Guayana tose, en el fondo toda Venezuela tiene pulmonía. Nos pasa en la parte eléctrica y en la construcción. Lo mismo ocurre en la industria petrolera.


Liderazgos y crisis

- En sus ideas destaca no sólo el plano electoral, sino que también enfatiza en el de la experiencia. De alguna manera, ¿se parcializa hacia esos rostros que representan experiencia en la política venezolana?

- Lo que digo es que ésta no es una circunstancia normal, porque demanda algunos aspectos centrales. ¿Cuáles son ellos? Uno, una independencia absoluta; dos, una conciencia muy clara de qué es el interés nacional, que no puede corresponder a intereses particulares. Eso debe estar sumado a la capacidad de corresponder y hacer interactuar a los poderes regionales.

En Venezuela está fraccionado, incluso, el poder político. No hay liderazgos nacionales, hay liderazgos regionales, y los liderazgos regionales a veces están más enfrentados entre ellos mismos. Ese es un enorme desafío que está por delante. Es como una gran orquesta sinfónica: cómo dirigirlo y cómo coordinarlo.


- Si ahora no hay liderazgos nacionales, como dice, ¿habrá para 2012?

- Bueno, una de las maneras más prácticas para determinar eso, es que después de todos estos años en que han estado participando, si todos juntos no suman más de 37 por ciento, y el señor Chávez suma 35, significa que ninguno de ellos ha logrado despuntar. Eso no es por debilidad de cada uno de ellos o por algo que se le parezca; es, simplemente, que los liderazgos en Venezuela son regionales. ¿Cómo descollar, como despuntar? Ahí está el desafío.


Todo en diminutivo

- ¿Teme la oposición al liderazgo de Chávez?

- El liderazgo, para mí, implica tener una visión y generar. Si se dan esos dos elementos y si se es genuino, se da el liderazgo. No hay la menor duda de que el Jefe de Estado tiene un liderazgo importante en un segmento importante de la población. Eso es incuestionable. Ahora, ese no es un liderazgo para Venezuela, porque los venezolanos requerimos un liderazgo para los venezolanos, no para el señor Chávez ni para los partidos de la oposición. Tampoco entiendo una candidatura de la oposición, sino una candidatura para los venezolanos, una propuesta venezolana y no un autoparcelamiento.


- ¿Y eso no implica un caudillismo?

- No. No estoy de acuerdo con eso. Implica un liderazgo genuino, inspirador, que refleje los aspectos aspiracionales de la sociedad venezolana, y esas aspiraciones vienen siendo aplanadas por una realidad que se le impone. Creo que los venezolanos se han venido acostumbrando a que su calidad de la vida sea, simplemente, subsistencia. Creo que hace falta volvernos a inspirar. ¿Cómo trata el régimen a los venezolanos?: “Le vamos a dar una casita, un corotico, un carrito”. Todo es diminutivo: ven a los venezolanos como personas insignificantes, porque nadie le diría a su mamá o a su papá, que le va a regalar una casita o un cosito. El Gobierno no piensa en términos grandes para la población, sino que piensa en lo mínimo de insignificancia.


De ciudadanos a pobladores

- Ha criticado el “demasiado acomodo” de algunos sectores venezolanos, pero muchos señalan que usted estuvo en esa misma trinchera hasta que le quitaron la finca (La Carolina). ¿Qué les responde?

- Durante gran parte de este período de Gobierno yo era Secretario General Asistente de las Naciones Unidas.

No era un funcionario venezolano, era internacional. Era consejero del secretario general, Kofi Annan. Sin embargo, durante ese período tengo una acumulación de artículos críticos desde el día 1 de este Gobierno, porque vi muy claramente lo que se le veía venir al país. Muchos piensan que el hecho de que me hayan invadido o secuestrado mi finca me ha motivado, pero para nada. Incluso, yo vine y cooperé para la campaña de (Manuel) Rosales (para las elecciones presidenciales de diciembre de 2006), que igual no fue una experiencia grata, pero lo hice como una contribución, y cuando me dijeron que me viniera, vine. Pasé los últimos seis meses de la campaña dedicado 24 horas al día, porque no sentía que estaba sirviendo a Rosales, sino a Venezuela para salir de su tragedia.


- ¿Por qué no fue una experiencia grata? ¿Por qué no fue acertada?

- No, porque en lo personal no lo fue.


- En este momento, ¿hay país?

- Yo noto que nos estamos convirtiendo en un espacio poblado donde hay una división perversa de los venezolanos. Hay un racismo político y social promovido por el Presidente. Yo he dicho que él es el principal racista político que ha tenido Venezuela. Eso ha provocado una división que no es falsa, es real, en la que ambos componentes de esa división acumulan los mismos odios. Lo que pasa es que un lado de ese componente está armado y es impune, y el otro está desarmado y es la víctima, pero de hecho son dos elementos que están en confrontación. Por eso digo siempre que si no superamos ese elemento de la confrontación, nunca podremos ser un país estable con paz y con prosperidad.


- Pero esa visión de los armados y los desarmados, los buenos y los malos, los escuálidos y los chavistas, ¿no contribuye con la polarización?

- Es que esa es una realidad. La polarización es la base de la política de Hugo Chávez, porque está fundamentada en la confrontación, en la generación de conflictos entre grupos que nosotros nunca hemos tenido, o que no conocíamos. Esto, para mí, es lo más perverso que ha realizado el Jefe de Estado. Yo siempre lo igualo con el tema de Ruanda, donde la incitación al odio y la violencia generó 400 mil muertos. Algunos dirán que eso no es Venezuela, y evidentemente no es Venezuela, pero la incitación al delito y a la violencia se produjo gracias a un hombre como Hugo Chávez, que utiliza el canal 8 (Venezolana de Televisión), que se ha convertido en el equivalente a esa emisora llamada La Radio de las Mil Colinas, de Ruanda.


Asociaciones peligrosas

- ¿Cuál debe ser el modelo idóneo después de 2012?

- Una de mis mayores preocupaciones es que veo muchos intereses particulares, que no acabamos de abrazarnos a la bandera nacional y que estamos viviendo un momento único en la historia de Venezuela. Ese momento único requiere un modelo, que sería no simplemente una participación plural para integrar un proceso de recuperación del país, sino un proceso realmente auténtico que obedezca a lo mejor del país y no simplemente a las conveniencias. Las conveniencias conspiran contra el interés nacional. ¿Cuál es ese interés nacional? Volver a recuperar libertades fundamentales, que haya independencia en los poderes, por ejemplo.

Hoy en día, Venezuela está asociada a las peores causas de la humanidad, no sólo en lo político, sino también en lo económico. No se busca, entonces, el interés nacional, sino el apoyo a un Jefe de Estado. Hugo Chávez ha condenado a muerte el futuro de los venezolanos, sobre todo de los más jóvenes.


- Por todo eso, ¿va a continuar esperando a Hugo Chávez en La Haya?

- (Risas) ¿Por qué, yo le dije eso? En Venezuela no hay poder judicial, ni instancia a la que uno pueda apelar.

Chávez ha violado todas las disposiciones del Código Penal y todos los artículos de la Carta Interamericana. Es un prontuario ambulante, tanto en lo nacional como en lo internacional. ¿Cuál es la única instancia? Es La Haya.


Las relaciones venezolanas con…
Libia: “Hoy en día vemos que Venezuela, Cuba y Nicaragua son los únicos tres países, entre los 192 países de la Organización de las Naciones Unidas, que aplauden las acciones de un tirano como Gadafi”.

Siria: “La política del Jefe de Estado venezolano es la de asociarse a todos aquellos gobernantes que, de una u otra manera, están enfrentados con Estados Unidos. Ese no es el caso de Siria, pero Venezuela aparece alineado nada menos que con ese régimen de (Bashar al-) Assad, cuyo padre fue un hombre que ultimó a 20 mil personas, y el régimen de Assad lleva casi mil muertos en estas pocas semanas, incluso de inocentes civiles.

Venezuela parece, hoy en día, el único país en defensa de las matanzas en Siria”.

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