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viernes, 8 de abril de 2011

Encuestas, Primarias y Maquinarias (II)

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Apenas terminado la última entrega de este análisis especial, hemos visto un nuevo desarrollo de los acontecimientos en el campo de la Oposición: el partido Un Nuevo Tiempo en una alocución formal, anunció al país que su primera opción electoral sería el ex gobernador Manuel Rosales –perseguido por la justicia e inhabilitado políticamente– y que en segundo lugar, estaría el actual gobernador Pablo Pérez. Si la jugada de esa tolda es correcta o no, estará por verse, pero lo cierto es que sigue añadiendo elementos para considerar que el panorama aún está lejos de estar definido. Otro nuevo elemento lo pudimos conocer ayer: al parecer una mayoría de los factores de la Mesa de la Unidad Democrática se están aglutinando en torno a la celebración de las primarias para el mes de febrero del año entrante. Esto –de concretarse, pues seguirá la pugna–, también podría significar que algunos aspirantes podrían retrasar un poco sus planes. Esperemos conocer la fecha definitiva en los próximos días. Algo me dice que la sabremos antes de Semana Santa. Ya de antemano usted conoce mi posición. Por ahora, me gustaría continuar el análisis sobre la dinámica de las primarias en la Oposición en 2011 sobre la base de varios factores que la impactan notablemente. En la primera entrega discutí cuál considero es la influencia que pudiese tener la concurrencia de un proceso electoral nacional con otros regionales y locales, o por el contrario, la separación de los mismos. Ahora es el turno de considerar las siempre polémicas encuestas. ¿Qué papel jugarán en las primarias?


Factor #2: Las encuestas de opinión

¿Por qué los sondeos son un factor a considerar? Porque en esta elección estoy seguro que será notorio el debate público sobre el denominado “voto estratégico”. Esto es, cómo un elector decide utilizar mejor su voto y no perderlo. Esto se conoce coloquialmente como “voto útil” o “economía del voto”. Lo que muchos se preguntaran seguramente es si esa dinámica de encuestas podría jugar un rol determinante en la configuración de las preferencias electorales. ¿Se materializaría una “profecía autocumplida”? Algunos piensan que en la medida en que se fije una “matriz” de que alguien está ganando en las encuestas, ello automáticamente hará que la mayoría de los electores lleguen a esta reflexión: ¿Para qué votar por el otro, si este ya va a ganar? Pero estos mismos personajes olvidan un pequeño detalle: los que no están en la cima de las preferencias intentarán decir que eso no es así y aún más importante: harán todo lo que esté a su alcance para que la intención de voto del electorado efectivamente cambie. Así es el juego electoral. Habrá innumerables encuestas diciendo quién va comandando las primarias opositoras. Hasta ahora sólo hemos visto la punta del iceberg. Yo puedo adelantarle que en muchos estudios serios se ha determinado –aunque el debate sigue estando abierto– que la publicación de sondeos de opinión en los medios de comunicación no tiene un impacto directo en la decisión del voto para cada elector. Esta literatura aduce que la cristalización de la decisión electoral se debe a muchos otros factores que operan simultáneamente y que lo podrían reflejar las encuestas es sólo tangencial. Además, siempre hay encuestas para todos los gustos y este hecho obliga al ciudadano automáticamente a sospechar de ellas. Es un acto de simple prudencia. Entremos a considerar de primero, este punto.

La guerra de encuestas
En toda campaña –y me temo que esta de primarias no será la excepción– ocurrirá lo que ocurre en todas las demás: todos los comandos de campaña se afanarán obsesivamente por decirle a los electores que su candidato está de primero. Que es el que va a ganar. Que es indetenible. Que ya todo está decidido. Estoy seguro que incluso estos comandos dedicarán un presupuesto considerable para publicar estos sondeos en distintos tipos de medios que revelarán el “estado de la carrera” y la “matriz de opinión consolidada” que los ubica en el tope. El problema es que todos harán lo mismo. Déjeme refrescarle la memoria con un caso que seguramente llamó su atención en las elecciones regionales de 2008. Aún incluso si usted no vive en Caracas escuchó al respecto por su trascendencia y repercusión mediática. Me refiero al Municipio Chacao. Solo le pido por un momento que detalle minuciosamente estos avisos de prensa que a continuación les muestro…




Lo más interesante de lo que acaba de ver, es que los tres avisos se publicaron el mismo día, en el mismo diario, a 8 días de celebrarse las elecciones… Ya usted sabe qué pasó electoralmente. Ya sabe quién ganó. Pero para los electores de ese municipio en ese momento, esta información lejos de ayudarle a tomar una mejor decisión los confundía aún más. Esta “guerra de encuestas” siempre tiene el mismo final: todos terminan por no creer en ninguna y las empresas de investigación casi siempre terminan siendo las grandes perdedoras en la opinión pública. Así que de cara a las primarias, probablemente vuelva a ocurrir lo mismo. Quizás la MUD reglamente esto y prohíba la divulgación de encuestas en avisos pagados en TV y prensa. Pero contener la información en la era de las redes sociales, es poco menos que imposible. Así que habrá encuestas para todos los gustos y creo que ello no será definitorio para que los electores tomen una decisión. Al final del día terminarán votando –al menos mayoritariamente– por el que más les guste, no por el que creen que va a ganar.

Una fotografía del presente
Hay que repetirlo. Hasta el cansancio. Las encuestas que usted está viendo hoy, probablemente dirán cosas muy distintas en los próximos tres, seis o nueve meses. No lo sabemos. Dependerá de cómo se mueven las cosas, de cómo desarrollan sus campañas los aspirantes, de la cantidad de aciertos y desaciertos que cometa cada uno de ellos. De las alianzas. De imprevistos… Esto siempre se mueve. Hoy muchos analistas tienden a decir que hay un candidato que puntea “y por lejos” todas las preferencias de opinión. Varios de ellos interesadamente, otros simplemente ateniéndose a lo que ven en los sondeos. Quizás todos estén en lo cierto, pero sólo hoy. En la medida que aparezcan las aspirantes y desarrollen su movilización y comunicación, pudiera haber modificaciones relevantes. Precisamente para eso es que se hacen las campañas. Por lo tanto aún es muy temprano para hablar sobre tendencias. Ejemplos, sobran. ¿Qué pensarán hoy los partidarios de Luis Castañeda Lossio cuando hace meses comandaba todos los sondeos y hoy –a tres días de la primera vuelta electoral en Perú- está relegado a un lejano quinto lugar? Humala ha crecido de manera importante en las últimas semanas. ¿Usted recuerda cuando Obama en 2008 ganó “sorpresivamente” en Iowa? A los pocos días después, no había ninguna encuesta que no dijera que haría lo mismo con su rival Hillary Clinton en las primarias de New Hampshire. Muchos de los sondeos inclusive le daban una ventaja de doble dígito. Lo cierto es que perdió esa contienda y aún se estudia qué fue lo que pasó. ¿Cómo olvidarlo? 2010: La Ola Verde de Mockus. Un tsunami electoral. Imparable. Fíjese qué terminó ocurriendo con esa candidatura y con la de Santos. Tanto en primera vuelta, como en segunda. También están los casos contrarios: Venezuela 2006. Chávez ganó de “punta a punta”. Venezuela 1993. A pesar de la fragmentación electoral entre cuatro candidatos realmente competitivos como Velásquez, Álvarez Paz, Fermín y Caldera; los estudios más serios siempre dijeron que este último comandaba la carrera presidencial desde el comienzo. Amigo lector, ahora es que falta película que ver.



La dificultad de predecir una elección primaria con sondeos

Este es un punto sobre el que pocos hoy están haciendo referencia. A mí me parece que es crucial. Venezuela no es un país en el que haya una tradición de primarias y por lo tanto, las estimaciones demoscópicas en torno a ellas tampoco la tienen. ¿Qué quiero decir con esto? Que hasta los momentos, las encuestas y encuestadoras venezolanas –con sus virtudes y defectos– aún deben avanzar en materia de pronóstico en comicios primarios. Haga un ejercicio de relectura de la prensa por las fechas de marzo y abril de 2010 y revise qué decían algunas encuestadoras en términos de participación de electores. Ninguna acertó. Y esa estimación es fundamental para saber quién podía ganar o no una primaria. Haga otro ejercicio: revise la prensa y estudie con detalle los sondeos de afamadas encuestadoras que analizaron la participación electoral en Maracaibo del pasado diciembre. Me refiero a las primarias entre Eveling Trejo de Rosales de Un Nuevo Tiempo y Juan Pablo Guanipa de Primero Justicia. Las encuestas decían que habría un 70% de participación. Eso no ocurrió. También algunas decían que la competencia iba a ser reñida. Eso tampoco ocurrió. Las encuestadoras tienen trabajo… y mucho. Estimar a los votantes probables será todo un desafío metodológico para ellas. ¿Deberán hacerse predicciones sólo entre votantes opositores? ¿Cuántos no alineados finalmente acudirán a la consulta? ¿Cómo votarán? ¿Cuán seguro es ese voto? ¿Algunos chavistas blandos se inclinarán a participar? Todas preguntas a responder durante los próximos meses Lo cierto es que esto último nos lleva lógicamente a otro lugar: no solamente las encuestas le indicarán cuáles son las posibilidades reales de un candidato para imponerse como el abanderado presidencial de la Oposición. Volviendo al caso de la primaria del 5D en Maracaibo, ninguna encuesta “midió” cuál era el tamaño y capacidad de la maquinaria del partido azul y cuál la de los aurinegros. Eso fue realmente decisivo en lo que terminó a la postre ocurriendo en términos de resultados electorales. Este tipo de análisis es lo que lleva a algunos decir que “las primarias no se ganan con encuestas”. Hay algo de cierto en esas palabras. Sobre eso hablaré en la tercera y última parte de este trabajo. Como es costumbre, siempre a sus órdenes en la red social Twitter para dialogar.

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