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Según las más recientes encuestas, la población indecisa electoralmente se ubica entre el 30 y 40 por ciento de los venezolanos. Un liderazgo que “no se relacione con la cuarta, ni con la ya oxidada quinta república” será el único capaz de ganárselos
Nailibeth Parra Carvajal
laverdad.com
En las elecciones de 1998 votó por Hugo Chávez. Creía que "al fin" había llegado la esperanza para el país, "algo distinto" a la política tradicional. Ni los copeyanos ni los adecos le convencían. Estaba cansado de lo mismo, por eso se revelaba no yendo a las urnas. Pero cinco años después ya estaba arrepentido. Salió a marchar en el 2002 y firmó para solicitar el referendo presidencial. Y de nuevo llegó la decepción. Desde entonces empezó a formar parte de las cifras de abstención en todos los comicios. Todavía espera un liderazgo que realmente lo atrape. Pero nada. Es un huérfano de la cuarta y de la quinta república de este país.
Como él, hoy son no menos de cinco millones de venezolanos los que las encuestas han calificado como la nueva mayoría electoral. De "Ni-Ni", indecisos, población neutral, no alineados e independientes los han definido. Pero a eso ellos también se enfrentan: no les gusta que los etiqueten. No son igual que el resto, y punto.
Según las últimas encuestas, representan entre el 30 y el 40 por ciento de la población. En los momentos más álgidos han podido llegar hasta el 50 por ciento. Superan a chavistas y opositores. Es definitivamente el grupo que decidirá las elecciones presidenciales del 2012.
Entre ellos son venezolanos muy distintos pero con un lazo en común: no se identifican con ninguno de los dos bandos, rechazan la polarización, el lenguaje violento, les preocupa la violencia, el desempleo y la crisis económica.
En momentos políticos clave o cerca de un evento electoral, los márgenes suelen disminuir porque su postura empieza a favorecer a alguno de los dos bandos.
Hinterlaces, en una encuesta cuatro meses antes de las elecciones parlamentarias de septiembre de 2010, aseguró que el sector de los electores indecisos o apáticos ocupaba el 48 por ciento de los inscritos en el REP. Finalmente el grupo rondó el 30 por ciento de los "Ni-Ni". Así se comportan, fluctúan dependiendo del evento electoral que se realice.
Conociéndolos mejor
Según el psiquiatra y analista político, Oscar Doval, los "Ni-Ni" son una población neutral electoral, son un fenómeno sociopolítico que no solamente responde a un perfil particular, sino a varios. "Nos encontramos en este segmento poblacional a personas que se abstienen de tomar partida por un sector político por: miedo a las represalias (45%), desinterés por la política (25%), no se identifican con Chávez ni la oposición (15%). El otro 15 por ciento restante, puede distribuirse en otras muchas razones que no encuentran un factor de aglutinación común".
Pese a que es un grupo que siempre ha existido, fue con el gobierno de Hugo Chávez cuando se hizo más protagónico.
Los analistas han asegurado que fue a partir de los sucesos de abril de 2002 y del paro petrolero cuando empezaron a prevalecer y a diferenciarse del resto de los grupos políticos.
Otros, analizan el 2008 con las elecciones regionales, como el año en el que el fenómeno tuvo uno de sus mayores auge. "Lo interesante de todo es que el segmento chavista y opositor, desde ese entonces discretamente han decrecido y crecido respectivamente, y ninguno de los dos ha capitalizado el grueso de este grupo", afirma Doval.
Hay quienes sostienen que son más hijos de la oposición que del chavismo, que se frustraron mucho con esos líderes durante el paro. Pero otros, como Doval, sostienen que el 80 por ciento fueron alguna vez adeptos al Presidente. "De aquel chavismo que creyó firmemente en la oferta de inclusión y mejora de calidad de vida y no ha encontrado respuestas concretas y reales a su problemática social".
A su juicio, el 20 por ciento que salió del sector opositor, "se cansó de apostar a un movimiento reactivo, errático y muy improvisado que no ha podido batir el poder económico y político del Presidente a lo largo de 12 años".
Y es que tal y como lo recuerda el especialista, las pocas derrotas electorales que ha sufrido Chávez se han debido, más que a una fuerza activa y masiva del opositor duro, a la detracción de sus seguidores.
Los "Ni-Ni" son "traidores" para los opositores y unos "desgraciados que traicionan al líder lleno de bondades" para el chavismo.
Según el director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, el voto de los electores funciona para "los chavistas como un cheque en blanco que le dan al Presidente. Para los de la oposición como una manera de ir en contra de Chávez. Y para los "Ni-Ni" es un modo de evaluar las opciones para tomar su decisión. Son más irreverentes".
Para ganárselos
De allí que cuando se acerca un evento electoral, ambos bandos se pelean para que la mayoría de este grupo se incline a favor o en contra.
Se acentúan entonces las estrategias de lado y lado, que para las parlamentarias fue en el chavismo: El pueblo pa’ la Asamblea, y en la oposición: Resaltar los errores del Gobierno nacional y resaltar el valor de la pluralidad en el hemiciclo.
De cara a unas nuevas elecciones, de hecho las más importantes. Tanto oficialismo como oposición vuelven a encarar a este segmento de venezolanos que hoy ronda el 30 por ciento.
"Los que quieran patria vengan conmigo", ha sido desde ya el discurso de Chávez para aglutinar a quienes se le han desperdigado en el camino. Mientras, la Mesa de la Unidad Democrática se debate entre buscar a su mejor carta y enviar un discurso de esperanza y antipartido a las masas.
El psiquiatra dibuja clara la estrategia: "Para conquistarlos hay que asegurar un nuevo liderazgo político, carismático y valiente, que no se relacione con la cuarta, ni con la ya oxidada quinta república, que sea capaz de desarmar el discurso atemorizante de Chávez, que brinde seguridad y esperanza de una mejor posibilidad de vida, que contenga una propuesta de país nueva y en el marco de valores renovados, que lleve un discurso aterrizado y simple, orientado a dar respuesta a los principales problemas que afectan a la venezolanidad, la delincuencia y la pobreza. Es mostrar una fuerza alternativa al chavismo y no un movimiento dedicado a descalificar a Chávez".
Según las más recientes encuestas, la población indecisa electoralmente se ubica entre el 30 y 40 por ciento de los venezolanos. Un liderazgo que “no se relacione con la cuarta, ni con la ya oxidada quinta república” será el único capaz de ganárselos
Nailibeth Parra Carvajal
laverdad.com
En las elecciones de 1998 votó por Hugo Chávez. Creía que "al fin" había llegado la esperanza para el país, "algo distinto" a la política tradicional. Ni los copeyanos ni los adecos le convencían. Estaba cansado de lo mismo, por eso se revelaba no yendo a las urnas. Pero cinco años después ya estaba arrepentido. Salió a marchar en el 2002 y firmó para solicitar el referendo presidencial. Y de nuevo llegó la decepción. Desde entonces empezó a formar parte de las cifras de abstención en todos los comicios. Todavía espera un liderazgo que realmente lo atrape. Pero nada. Es un huérfano de la cuarta y de la quinta república de este país.
Como él, hoy son no menos de cinco millones de venezolanos los que las encuestas han calificado como la nueva mayoría electoral. De "Ni-Ni", indecisos, población neutral, no alineados e independientes los han definido. Pero a eso ellos también se enfrentan: no les gusta que los etiqueten. No son igual que el resto, y punto.
Según las últimas encuestas, representan entre el 30 y el 40 por ciento de la población. En los momentos más álgidos han podido llegar hasta el 50 por ciento. Superan a chavistas y opositores. Es definitivamente el grupo que decidirá las elecciones presidenciales del 2012.
Entre ellos son venezolanos muy distintos pero con un lazo en común: no se identifican con ninguno de los dos bandos, rechazan la polarización, el lenguaje violento, les preocupa la violencia, el desempleo y la crisis económica.
En momentos políticos clave o cerca de un evento electoral, los márgenes suelen disminuir porque su postura empieza a favorecer a alguno de los dos bandos.
Hinterlaces, en una encuesta cuatro meses antes de las elecciones parlamentarias de septiembre de 2010, aseguró que el sector de los electores indecisos o apáticos ocupaba el 48 por ciento de los inscritos en el REP. Finalmente el grupo rondó el 30 por ciento de los "Ni-Ni". Así se comportan, fluctúan dependiendo del evento electoral que se realice.
Conociéndolos mejor
Según el psiquiatra y analista político, Oscar Doval, los "Ni-Ni" son una población neutral electoral, son un fenómeno sociopolítico que no solamente responde a un perfil particular, sino a varios. "Nos encontramos en este segmento poblacional a personas que se abstienen de tomar partida por un sector político por: miedo a las represalias (45%), desinterés por la política (25%), no se identifican con Chávez ni la oposición (15%). El otro 15 por ciento restante, puede distribuirse en otras muchas razones que no encuentran un factor de aglutinación común".
Pese a que es un grupo que siempre ha existido, fue con el gobierno de Hugo Chávez cuando se hizo más protagónico.
Los analistas han asegurado que fue a partir de los sucesos de abril de 2002 y del paro petrolero cuando empezaron a prevalecer y a diferenciarse del resto de los grupos políticos.
Otros, analizan el 2008 con las elecciones regionales, como el año en el que el fenómeno tuvo uno de sus mayores auge. "Lo interesante de todo es que el segmento chavista y opositor, desde ese entonces discretamente han decrecido y crecido respectivamente, y ninguno de los dos ha capitalizado el grueso de este grupo", afirma Doval.
Hay quienes sostienen que son más hijos de la oposición que del chavismo, que se frustraron mucho con esos líderes durante el paro. Pero otros, como Doval, sostienen que el 80 por ciento fueron alguna vez adeptos al Presidente. "De aquel chavismo que creyó firmemente en la oferta de inclusión y mejora de calidad de vida y no ha encontrado respuestas concretas y reales a su problemática social".
A su juicio, el 20 por ciento que salió del sector opositor, "se cansó de apostar a un movimiento reactivo, errático y muy improvisado que no ha podido batir el poder económico y político del Presidente a lo largo de 12 años".
Y es que tal y como lo recuerda el especialista, las pocas derrotas electorales que ha sufrido Chávez se han debido, más que a una fuerza activa y masiva del opositor duro, a la detracción de sus seguidores.
Los "Ni-Ni" son "traidores" para los opositores y unos "desgraciados que traicionan al líder lleno de bondades" para el chavismo.
Según el director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León, el voto de los electores funciona para "los chavistas como un cheque en blanco que le dan al Presidente. Para los de la oposición como una manera de ir en contra de Chávez. Y para los "Ni-Ni" es un modo de evaluar las opciones para tomar su decisión. Son más irreverentes".
Para ganárselos
De allí que cuando se acerca un evento electoral, ambos bandos se pelean para que la mayoría de este grupo se incline a favor o en contra.
Se acentúan entonces las estrategias de lado y lado, que para las parlamentarias fue en el chavismo: El pueblo pa’ la Asamblea, y en la oposición: Resaltar los errores del Gobierno nacional y resaltar el valor de la pluralidad en el hemiciclo.
De cara a unas nuevas elecciones, de hecho las más importantes. Tanto oficialismo como oposición vuelven a encarar a este segmento de venezolanos que hoy ronda el 30 por ciento.
"Los que quieran patria vengan conmigo", ha sido desde ya el discurso de Chávez para aglutinar a quienes se le han desperdigado en el camino. Mientras, la Mesa de la Unidad Democrática se debate entre buscar a su mejor carta y enviar un discurso de esperanza y antipartido a las masas.
El psiquiatra dibuja clara la estrategia: "Para conquistarlos hay que asegurar un nuevo liderazgo político, carismático y valiente, que no se relacione con la cuarta, ni con la ya oxidada quinta república, que sea capaz de desarmar el discurso atemorizante de Chávez, que brinde seguridad y esperanza de una mejor posibilidad de vida, que contenga una propuesta de país nueva y en el marco de valores renovados, que lleve un discurso aterrizado y simple, orientado a dar respuesta a los principales problemas que afectan a la venezolanidad, la delincuencia y la pobreza. Es mostrar una fuerza alternativa al chavismo y no un movimiento dedicado a descalificar a Chávez".
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