El aspirante no debe ser un 'aprendiz de brujo'; tampoco un viejo dirigente o ser demasiado joven
Kaled Yorde
laverdad.com
Llegó ya el tiempo de las primarias para escoger al candidato más idóneo que enfrente al reeleccionismo de Chávez y su afán de perpetuarse en el poder. Es tiempo de rescatar la institucionalidad perdida, así como al estado de Derecho, la constitucionalidad, la reconciliación del país y más que todo, volver a la honestidad, los valores y la pulcritud en el manejo de la cosa pública.
Del lado de la sociedad civil, como se trata de una selección por la vía democrática, la tarea es harto difícil, por dos razones: 1) Por ser demócratas precisamente, donde muchos tienen derecho a aspirar al cargo; y 2) Porque hay bastantes aspirantes muy talentosos y con ganas de hacerlo bien.
Sin embargo, con todo y lo arduo que es el asunto, hay que buscar ya al candidato que amalgame a la oposición entera, vale decir, al país nacional decente, democrático, enemigo de vagabunderías, trácalas, mentiras, engaños, corrupción y el saqueo de la nación. Nadie puede sentirse excluido o no representado con el que resulte ganador en las primarias, ni tampoco ser indiferente, por dos razones también: 1) No queda otra alternativa: O el dictador de Miraflores una vez más o el candidato demócrata que respete la Constitución nacional; y 2) La oposición no puede diluirse en más de un candidato.
Lo ideal hubiese sido escoger el candidato por consenso; pero como no se puede, no queda más remedio que ir a las primarias a más tardar entre octubre y noviembre de este mismo año, y bajo las siguientes premisas: 1) Entender que será un candidato de transición para recuperar el mínimo de institucionalidad, rescatando valores morales y la moral pública; 2) Representará al país entero, sin sectarismos ni fanatismos, revanchismos, etc.; 3) Renunciar desde ya a la reelección; 4) Reducir el período presidencial a 4 o 5 años cuando mucho, entre otras cosas.
El aspirante no debe ser un "aprendiz de brujo"; tampoco un viejo dirigente o ser demasiado joven. La gente quiere ver caras y mensajes nuevos, gente que no tenga "rabo de paja". Apuntalamos la tesis del apreciado amigo Nepson Villalobos de algunos gobernadores y alcaldes de la oposición, "no deben perder territorios conquistados". ¿Quiénes reúnen esas condiciones? Pensamos en tres candidatos: Oswaldo Álvarez Paz, Antonio Ledezma y Capriles Radonski. ¿Un outsider? Ramón Guillermo Aveledo o Lorenzo Mendoza, si lo que se busca es a un extraordinario gerente para el país.
Kaled Yorde
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Llegó ya el tiempo de las primarias para escoger al candidato más idóneo que enfrente al reeleccionismo de Chávez y su afán de perpetuarse en el poder. Es tiempo de rescatar la institucionalidad perdida, así como al estado de Derecho, la constitucionalidad, la reconciliación del país y más que todo, volver a la honestidad, los valores y la pulcritud en el manejo de la cosa pública.
Del lado de la sociedad civil, como se trata de una selección por la vía democrática, la tarea es harto difícil, por dos razones: 1) Por ser demócratas precisamente, donde muchos tienen derecho a aspirar al cargo; y 2) Porque hay bastantes aspirantes muy talentosos y con ganas de hacerlo bien.
Sin embargo, con todo y lo arduo que es el asunto, hay que buscar ya al candidato que amalgame a la oposición entera, vale decir, al país nacional decente, democrático, enemigo de vagabunderías, trácalas, mentiras, engaños, corrupción y el saqueo de la nación. Nadie puede sentirse excluido o no representado con el que resulte ganador en las primarias, ni tampoco ser indiferente, por dos razones también: 1) No queda otra alternativa: O el dictador de Miraflores una vez más o el candidato demócrata que respete la Constitución nacional; y 2) La oposición no puede diluirse en más de un candidato.
Lo ideal hubiese sido escoger el candidato por consenso; pero como no se puede, no queda más remedio que ir a las primarias a más tardar entre octubre y noviembre de este mismo año, y bajo las siguientes premisas: 1) Entender que será un candidato de transición para recuperar el mínimo de institucionalidad, rescatando valores morales y la moral pública; 2) Representará al país entero, sin sectarismos ni fanatismos, revanchismos, etc.; 3) Renunciar desde ya a la reelección; 4) Reducir el período presidencial a 4 o 5 años cuando mucho, entre otras cosas.
El aspirante no debe ser un "aprendiz de brujo"; tampoco un viejo dirigente o ser demasiado joven. La gente quiere ver caras y mensajes nuevos, gente que no tenga "rabo de paja". Apuntalamos la tesis del apreciado amigo Nepson Villalobos de algunos gobernadores y alcaldes de la oposición, "no deben perder territorios conquistados". ¿Quiénes reúnen esas condiciones? Pensamos en tres candidatos: Oswaldo Álvarez Paz, Antonio Ledezma y Capriles Radonski. ¿Un outsider? Ramón Guillermo Aveledo o Lorenzo Mendoza, si lo que se busca es a un extraordinario gerente para el país.
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