Epístola sobre el capitalismo, comunismo y socialismo del XXI.
SANTIAGO E. FONTIVEROS
El Universal
El otro día cuando realizaba un discurso de campaña se acercó una señora de 77 años y me dijo: "Mr. H., el problema que yo tengo es que no me decido entre Chávez o los frijolitos porque no entiendo cuál es la diferencia entre el capitalismo y el comunismo". Inmediatamente le dije "señora Clotilde usted sí es sabia". Me miró espantada, pero inmediatamente la consolé: "Fíjese que en 1958 Henry Shapiro, un corresponsal en Moscú, tenía la misma confusión. Después de pensarlo los describió de esta manera: en el capitalismo el hombre explota al hombre; en el comunismo es viceversa".
La señora Clotilde me miró como si hubiese visto un espectro y gritó: "Lo sabía, siempre lo supe, Chávez es capitalista". Y sin dejar que la pudiera parar prosiguió: "con razón si una expropiación es darle dinero al empresario que ya tiene, del bolsillito mío, de mis impuestos, para que éste se vaya a Miami, y con razón la gente se queja tanto de los boliburgeses, que hace un par de años no tenían nada y ahora son multimillonarios; Mr. H., gracias. Pero fíjese, hay algo que no entiendo, (sí, diga señora), pero si Chávez cuando llegó al poder hace 11 años dijo que él no era capitalista, dijo que no más dinero para los ricos, que se iban a acabar los niños en la calle, etc., ¿cómo es posible que ahora sea capitalista?". Erguí el pecho, tomé aire, y con lástima le dije la verdad: "Hay dos opciones señora Clotilde, Chávez mintió o Chávez está loco, y ninguna de las dos nos sirve como presidente. Sostuvo el bastón con su puñito, se lo llevó a la barbilla en son pensativo y se repitió "mentiroso, loco…uhm, aló presidente, tiene sentido".
Cuando se volteó y se disponía a partir, súbitamente volvió y dijo "ya va Mr. H., tengo otra duda" (por supuesto señora, las que usted quiera). "¿Cuál es la diferencia entre comunismo y socialismo del XXI?", me incrustó los ojos inquisitoriamente. Sencillo señora, le contesté tomándole una mano para calmarla: en el comunismo el hombre explota al hombre, en el socialismo del XXI la revolución explota al hombre. Clotilde subió los ojos al techo y balbuceó "la revolución bonita"…se refería al Estado, cierto, Mr. H. El Estado manda, el Estado es soberano. Soberano engaño es lo q'é. Si seré Mr. H., ésta es la quinta vez que me engañan, será por eso que le dice la Quinta República. Iba a decir algo cuando me interrumpió en seco: "¿Y usted qué es Mr. H.?". Pensé que no iba a preguntarlo estimada, yo soy un logopolítico. Me volvió a escrutar con la mirada, intensificó la vista y me instó "¿y usted no tiene otro nombre pa' eso?". Señora Clotilde a decir verdad usted es la primera en escucharlo, pero si tuviera otro nombre sería "hervido de gallina político para Venezuela". "¿Hervidito de gallina?", susurró pensativa, "¿así como cuando uno le da hervido de gallina a un joven para levantarlo de la ratonera y que se ponga a trabajar?"; así mismo, señora, usted lo ha dicho. Pero Mr. H., repuso de nuevo, "¿cuál es la diferencia entre su propuesta, la de Chávez y la de la oposición?". Bueno, muy sencillo señora, la oposición no tiene, la de Chávez consiste en ponernos una camisa que diga "revolución bonita", agarrar una pistola y suicidarnos colectivamente, y la mía en una propuesta normal y viable, sin hacer alardes. Sin dejarme respirar volvió a insistir: "¿Cómo es eso?"; bueno fíjese, Chávez quiere que los ricos sean pobres y los pobres más pobres, yo quiero que los pobres sean ricos.
Chávez cree que él (el Rey Arturo) y los ministros de la mesa redonda pueden manejar doscientas empresas, más de dos millones de empleados y competir productivamente nacional e internacionalmente, yo creo que hay personas más capaces para hacer esos trabajos que un par de políticos. Fíjese el absurdo, Chávez la quiere convencer a usted de que él puede ser a la vez: presidente, camionero, mucama de hotel, producir atún, acero, cemento y además prestar dinero e invertirlo -el comandante atómico. Yo creo que Chávez sólo puede hacer una cosa bien …hablar, por eso parte de mi propuesta es crear un Súper Chávez sensacional, transmitido los domingos desde Cuba para aquellos interesados.
Allí el podrá hablar de todo lo que quiera y distraernos, hacernos reír, aburrirnos, mientras nosotros marchamos hacia adelante. Aquellos que deseen ver el programa deberán pagar un pequeño tributo, el PVAC (Por ver a Chávez) que será utilizado para dar techo y comida a los niños de la calle. En otras palabras, señora Clotilde, yo creo que la política es la instrumentación sensata, dinámica y pragmática de soluciones adaptadas a nuestras realidades socio-políticas, no que la política es una ideología excluyente, taxativa e intolerante que justifica la expresiva ineptitud de una gestión oscura y mediocre. En mi próxima epístola le explicaré nuestro síndrome de Estocolmo y cómo superarlo.
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