Sacar conejos de los sombreros en la empresa inútil de ganar tiempo perdido...
CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
Se desconoce al Poder Legislativo de frente, sin titubeos, sin ambages, sin excusas, y se le arrebatan por la fuerza sus atribuciones constitucionales inseparables que le dan razón de ser. Parecido actuó Alberto Fujimori en el golpe contra el Congreso de 1992. La enorme, abismal, escandalosa diferencia (política, no ética) es que Fujimori un par de meses antes había ganado las elecciones, era la fuerza ascendente, la esperanza de los peruanos, un outsider que derrotaba al sistema político institucional. En Venezuela es exactamente al revés, lo contrario, las antípodas. La masiva victoria opositora en diciembre, la sistemática fuga de respaldo gubernamental desde entonces y el bloqueo de los mecanismos constitucionales, crean un status en el que la cúpula de poder rechazada, con apoyo menguante, es un poder de facto. Es un esqueleto sin músculo, con polifracturas y sin porvenir. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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