Marianella Salazar / El Nacional
No hay tiempo que perder. En Venezuela se pasa hambre, lo poco que se consigue tiene precios exorbitantes y la mayoría no puede adquirirlo. La desesperación es tal, después de horas y horas infructuosas en las colas que se hacen en los Mercales y Bicentenarios –en vías de extinción–, que las personas ya están pasando de la impotencia a la acción vandálica, saquean camiones de carga, mercados municipales, automercados, supermercados y afines cada vez que llega uno de los rubros desaparecidos de la canasta básica. Eso acaba de ocurrir en el Luvebras de La Florida, en Caracas, cuando sacaron el arroz y dejaron el establecimiento en el suelo. En lo que va de año se han contabilizado casi 130 saqueos. El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social ha registrado más de 350 actos violentos por falta de comida. La semana pasada, en Timotes, estado Trujillo, una turba enardecida por falta de respuesta gubernamental saqueó Pdval y lo destruyó en cuestión de minutos, después de cargar con bultos de leche, pañales, jabón, azúcar y otros productos de la canasta familiar; en la ciudad capital todos los días hay protestas, agudizadas por situaciones irregulares y abusivas de efectivos de los cuerpos de seguridad, que llegan fuertemente armados a los expendios, escoltando a miembros de los “colectivos”, amedrentando a los dueños para que les vendan los alimentos en las cantidades exigidas y dejando desabastecidas a las personas en las colas. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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