PEDRO A. PALMA / EL NACIONAL
Entre 2004 y mediados de 2008 los precios petroleros experimentaron un sostenido e intenso crecimiento, esto generó sólidos aumentos de los ingresos públicos. Ello llevó al gobierno a implementar una política de gasto fuertemente expansiva, y se inyectaron a la economía ingentes recursos que expandían la oferta de dinero y estimulaban el consumo y la producción, lo que se tradujo en una bonanza económica. En ese lapso, y en los años que siguieron, se desató un despilfarro de recursos que a la larga generó enormes déficits públicos, los cuales fueron financiados por el BCV a través de la creación masiva de dinero sin respaldo o a través de la contratación de deuda. Esas erogaciones se realizaban no solo a través de la ejecución presupuestaria ordinaria, sino también a través del manejo de fondos que eran administrados al libre arbitrio del Poder Ejecutivo, sin rendir cuentas a nadie, ni responder a ninguna planificación o presupuesto. Uno de ellos era el Fonden, que en tan solo 8 años recibió más de 120 millardos de dólares a través de ingentes transferencias de recursos de Pdvsa y de reservas internacionales del BCV. Ello, combinado con un corroído control de cambios vigente desde 2003, permitió la materialización de corruptelas de todo tipo, que se tradujeron en robos de fondos públicos por montos inimaginables. Solo para dar una idea, a comienzos de 2013 funcionarios del más alto rango declararon que de los más de 50 millardos de dólares que en 2012 se le habían asignado a Cadivi, la organización que manejaba el control cambiario, cerca de 20 millardos habían ido a parar a empresas fantasmas. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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