DANIEL ASUAJE | EL UNIVERSAL
Hoy dejo de lado los análisis habituales y paso a compartir algunas vivencias. La verdad es que una cosa son las cifras y otra la realidad vivida. Las estadísticas sobre asesinatos, desabastecimiento, inflación, y sobre cualquier área problema de nuestra Venezuela, tienen una cara cuando las leemos y otra cuando sacamos cuenta de la realidad vivida en carne propia. Y es que una cosa es la contabilidad del año pasado de más de 25.000 homicidios y otra el dolor instalado adentro por saber del asesinato el pasado miércoles del padre de un gran amigo mío. La misma mezcla de rabia-dolor sentida cuando hace pocos años un sobrino nos fue arrancado por el tiro mortal de un asaltante. Murió sin terminar su primer mes de trabajo como nuevo ingeniero de este país. Una cosa es que el desabastecimiento en medicina esté por sobre el 60 o 70 por ciento dependiendo de la zona del país, y otra el quebradero de cabeza que significa para quienes tenemos un familiar cardiópata, como mi señora madre, e imaginar cómo daremos brincos para conseguir atenolol, para mencionar sólo un medicamento. Si una imagen vale más que cien palabras, una vivencia debe valer más que un millón de ellas. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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