Por Eduardo Semtei / Runrunes
Chávez fue ciertamente un político histriónico. Manejaba con acierto las tonalidades de voz y los movimientos corporales propios de la gente de teatro, televisión, cine y afines y hasta el asunto de metalenguaje, Sabía acuñar frases y palabras que a la manera de Joselo, en sus buenos años, se quedaban como pegadas en el imaginario público, en el discurso nacional. La repetía Raimundo y todo el mundo. Eran vox populi. Los buenos actores y los políticos tienden a parecerse. (Un día de estos analizaré uno de los más densos artículos sobre esa materia escrito por Arthur Miller creo que por el año 2001). Chávez al contrario de Maduro y sus numerosos imitadores militaroides no temía para nada a los escenarios. Miedo escénico; jamás. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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