Marianella Salazar / El Nacional
Resulta alarmante, por decir lo menos, la insoportable lentitud con la cual la Asamblea Nacional se ha tomado el gravísimo problema que representa el secuestro del Tribunal Supremo de Justicia a manos de magistrados exprés, en algunos casos con prontuarios y expedientes criminales. Cómo es posible que casi terminando el primer trimestre del año, la abrumadora mayoría del Parlamento, instalado el pasado 5 de enero, que recibió un mandato claro y específico, no haya destituido a ese nido de artimañas que sigue línea directa de los pranes de Miraflores. En un temible “colectivo” se ha convertido la nefasta Sala Constitucional y todo el rojo Tribunal Supremo, esperpento que deshonra la justicia de un país arruinado y azotado, que convulsiona en estado terminal. No es posible, que desde su instalación, los parlamentarios hayan estado amenazando o anunciando la destitución sin poder concretarlo, como si se tratara de simples amenazas, dando chance a que el desnaturalizado TSJ se salga con la suya y se sacara de sus entrepiernas la sentencia número 9, que cercena las atribuciones de la Asamblea Nacional para dejarla como un jarrón chino. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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