Leonardo Padrón / CaraotaDigital
Ocurrió en el Farmatodo de Colinas de Bello Monte. Era aún de noche, madrugada profunda, cuando una señora, cercana a los 50 años, llegó a hacer la cola que todos los días se forma en dicha farmacia, como en tantos otros lugares del país donde se venden –exigua y penosamente- alimentos y medicinas. Delante de ella ya había cinco mujeres colocadas, en orden, frente a la santamaría cerrada del local. Estar en la calle, a las 4 am, en la ciudad más peligrosa del mundo, es poco menos que suicida. Pero toca hacerlo. No hay otra opción en este absurdo y penoso país que hoy tenemos. CLIC AQUI para seguir leyendo...
Recibe nuestras actualizaciones por E-Mail. SUSCRÍBETE GRATIS AQUI
Twittear |
No hay comentarios:
Publicar un comentario