ALEXANDER CAMBERO / EL NACIONAL
Un nutrido escuadrón de funcionarios armados hasta los dientes para detener a un demócrata. Cerraron las vías con sus rostros cubiertos por pasamontañas; al mejor estilo de las irrupciones en centros neurálgicos de peligrosidad extrema dejaron ver sus equipos entre gruesas medidas de seguridad para someter a quien estaba en su oficina cumpliendo con sus funciones de hombre de pensamiento fecundo. Actuaron con la reciedumbre que carecen para enfrentar a la delincuencia, con ellos se dan la mano en esa suerte de contubernio revolucionario. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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