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domingo, 24 de abril de 2011

¿Puede ganar el candidato unitario?

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No se trata de ser ciudadanos de la cuarta ni de la quinta, sino de primera. Sólo y sólo así... Sí

LUIS VICENTE LEON
En Twitter: @luisvicenteleon
opinión.eluniversal.com

La tendencia de la evaluación de Chávez es negativa, pasando de un promedio de 71% en el 2006 a 47% en el 2010. No estoy diciendo que Chávez esté políticamente desahuciado, como deduciría el lineal pensante. Es miope el que no entienda que un líder que conserva la mitad del país todavía tiene un trabuco, pero también lo es quien no entienda que ya no posee el esplendor del pasado y el futuro no le pinta bien. A la pregunta: ¿está Ud. de acuerdo con que el Presidente sea reelegido en 2012? Apenas un 25% de la población dice que sí. La diferencia entre aprobación de gestión y el deseo de reelegirlo es del tamaño de la oportunidad de la oposición para ganar... siempre que lo haga bien.

Pero, ¿qué significa hacerlo bien? Dos cosas: 1) el candidato y 2) la propuesta.
Partiendo de la obvia necesidad de tener un solo candidato, el mismo debe inspirar la unificación opositora. Que sea capaz de interconectar las débiles redes políticas de los partidos y fortalecerlas con nuevas ramas proveniente del entusiasmo de quienes estando fuera de ellos (la mayoría), quieren un cambio real y lo prevén en este candidato y su oferta.

Lo otro es la propuesta y el tipo de campaña que cree a su alrededor. Hay al menos cuatro posibilidades.

La primera es que se concentre en una discusión tipo Chávez vs Chávez, basada en la idea de que será suficiente pedirle a la gente que vote contra el Presidente para ganar. Después de todo, según este argumento, "no es posible que nadie en su sano juicio no entienda que no hay nada peor que Chávez". El resultado de esta estrategia está cantado: fracaso y la razón es que no hay forma de ganar sin convencer al 40% de la población, que no está en los extremos, que hay una mejor opción para "ellos" y es la nueva propuesta alternativa. Si el candidato es muy malo, tratar de captar sólo el voto castigo puede ser su única alternativa, pero definitivamente no será ganadora.

La segunda es que se plantee una propuesta de regreso al pasado bajo la tesis de que antes se vivía mejor. Quienes así piensan se olvidan de un detalle: tenemos este presente porque los dinosaurios, algunos todavía insepultos destilando veneno vencido, no fueron capaces de motivar la construcción de un país justo, y aunque el presente parezca peor, no es atractivo para las masas regresar a lo que lo originó.

La tercera estrategia es presentar una oferta "moderna" de tipo elitista. Esa que nos plantea que lo relevante es mejorar la condición del tope de la pirámide, como paso previo e indispensable para conseguir la felicidad de la base. Esa decir, hay que convencer al 80% de la población que lo relevante es resolver primero los problemas del otro 20% más rico, para que luego ellos nos ayuden en la solución de el de las mayorías. Más allá de que creo que esta propuesta es mejor intrínsecamente que las dos anteriores, su capacidad de venta política es un límite que tiende a cero (es decir casi nula).

La última posibilidad es que se presente una oferta distinta al presente y al pasado. La que propone incorporar la modernidad (esa sí sepultada) pero con foco en la gente. La que deja de lado la ranchificación de la urbanización por la urbanización de los ranchos. Es la reconquista del foco en las masas, pero desde la modernidad y no desde el primitivismo actual. Desde la inclusión y no del conflicto existencial. Es entrando al barrio e introduciendo en él la tecnología, los servicios de primer mundo, las bibliotecas, las escuelas de avanzada, los servicios médicos de calidad. Es permitirle al pueblo estar orgulloso de su barrio y representar, en la propuesta, la simbología de ese orgullo.

Cómo alguien dijo antes: no se trata de ser ciudadanos de la cuarta ni de la quinta, sino de primera. Sólo y sólo así... la respuesta es Sí.

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