Editorial Analítica del 28/04/2011
Es evidente que las reglas electorales no se le aplican al Presidente Chávez, el CNE es ciego, sordo y mudo ante las constantes violaciones a los reglamentos que, a diario, realiza Chávez. Cadenas continuas, promesas electoreras y tantas otras acciones que son toleradas con pasiva sumisión por las damas del máximo organismo electoral del país.
¿Serán esos abusos así como el reparto indiscriminado y por demás insuficiente de recursos a diversos sectores de la población suficientes para que en 2012 Chávez obtenga otro mandato de 6 años? O ¿ Las consecuencias de la mala gestión de gobierno y en particular una inflación disparada lograrán que la mayoría de la gente piense y detenga su marcha triunfal a una tercera reelección?. Es difícil a estas alturas del juego apostar en uno u otro sentido. El ventajismo gubernamental es apabullante pero la torta que va poniendo, día a día , también lo es. Frente a esas circunstancias la oposición pareciera seguir deshojando la margarita. No acaba por decidirse si va a presentarse con una tarjeta única a las elecciones, no termina de proponer una propuesta alternativa y realista de gobierno, sea quien sea el ungido en las primarias de febrero. La atomización del liderazgo opositor puede ser una genuina prueba del espíritu democrático y no excluyente de una alternativa democrática, sin embargo en una campaña electoral frente a un candidato autoritario, sin escrúpulos y con toda la maquinaria del Estado a su servicio no pareciera ser la mejor estrategia para ganar las elecciones. Si la oposición no termina de convencerse de que la unidad de mando, un solo discurso, y una sola imagen son necesarias para enfrentar con posibilidades de éxito al gran abusador, mucho tememos que con sólo buenos propósitos no será tarea fácil impedirle a Chávez que a pesar de todos los pesares, obtenga un incomprensible pero posible nuevo mandato.
Es evidente que las reglas electorales no se le aplican al Presidente Chávez, el CNE es ciego, sordo y mudo ante las constantes violaciones a los reglamentos que, a diario, realiza Chávez. Cadenas continuas, promesas electoreras y tantas otras acciones que son toleradas con pasiva sumisión por las damas del máximo organismo electoral del país.
¿Serán esos abusos así como el reparto indiscriminado y por demás insuficiente de recursos a diversos sectores de la población suficientes para que en 2012 Chávez obtenga otro mandato de 6 años? O ¿ Las consecuencias de la mala gestión de gobierno y en particular una inflación disparada lograrán que la mayoría de la gente piense y detenga su marcha triunfal a una tercera reelección?. Es difícil a estas alturas del juego apostar en uno u otro sentido. El ventajismo gubernamental es apabullante pero la torta que va poniendo, día a día , también lo es. Frente a esas circunstancias la oposición pareciera seguir deshojando la margarita. No acaba por decidirse si va a presentarse con una tarjeta única a las elecciones, no termina de proponer una propuesta alternativa y realista de gobierno, sea quien sea el ungido en las primarias de febrero. La atomización del liderazgo opositor puede ser una genuina prueba del espíritu democrático y no excluyente de una alternativa democrática, sin embargo en una campaña electoral frente a un candidato autoritario, sin escrúpulos y con toda la maquinaria del Estado a su servicio no pareciera ser la mejor estrategia para ganar las elecciones. Si la oposición no termina de convencerse de que la unidad de mando, un solo discurso, y una sola imagen son necesarias para enfrentar con posibilidades de éxito al gran abusador, mucho tememos que con sólo buenos propósitos no será tarea fácil impedirle a Chávez que a pesar de todos los pesares, obtenga un incomprensible pero posible nuevo mandato.







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