La MUD debe poner orden para impedir que las primarias pasen a ser un episodio lamentable
ARGELIA RÍOS
@argeliarios
opinión.eluniversal.com
La campaña de Chávez por su reelección marcha viento en popa. Ahora mismo le apuesta al rejuvenecimiento de su figura y a su exaltación como el "pater familia" de Venezuela. En esta larga cruzada revolucionaria -a la que la oposición se incorporará tarde- los jóvenes tendrán un protagonismo especial. Ya lo estamos viendo. El Presidente requiere ganar terreno en ese campo, porque sabe que su contendor realzará uno de los hándicaps con que se presentará ante el electorado.
Como tantas veces se ha dicho, el comandante y su "proceso" han envejecido en el ejercicio del poder y ya no encarnan una novedad atractiva: representan, al contario, una opción continuista, necesitada de reinventarse para reconquistar a los públicos que se le han distanciado en el transcurso de estos doce años de ajetreo.
Por el desarrollo de los hechos, y pese a la agria disputa que tiene lugar en la oposición, la nomenclatura roja da por descontado que el abanderado opositor será un representante de las nuevas generaciones políticas. En contra de su objetivo, el protagonismo adquirido por Henry Ramos Allup está reforzando las precandidaturas más lozanas, a las que el país ya identifica como las víctimas de una oscura y desafortunada querella. Sin contendor aún, el adversario más potente de Chávez es la atmósfera de cambio con que se ha iniciado este 2011 y la extendida percepción -presente en todos los estratos del país chavista y no chavista- de que, ahora sí, el Presidente puede perder los cruciales comicios de 2012.
Si la oferta opositora exhibe el atributo de la juventud, el chavismo sabe que la campaña le resultará más exigente: el mandatario no da puntada sin dedal. El rol que ahora está otorgando a los jóvenes en su campaña, pretende anticiparse a los hechos, para tratar de minimizar el efecto que un oponente joven tendría sobre el electorado.
En la sala situacional del chavismo observan con atención lo que ocurre en el ecosistema opositor: si bien Ramos Allup añade a la contienda interna un ruido conveniente a los intereses del "proceso" -por las percepciones de rechazo que genera-, también, sin proponérselo, contribuye a fortalecer a quienes pretende debilitar con su discurso turbulento.
En los pateaderos rojos hacen fiesta porque desde la propia oposición algunos le hacen el trabajo de descalificar a los contrincantes más competitivos. Si pese a todo, se impusiera cualquiera de ellos, ya el terreno estará fertilizado para el ataque. De nuevo, el cachicamo habrá trabajado para la lapa. La MUD debe poner orden para impedir que las primarias se conviertan en un episodio lamentable, donde "la alternativa" se revele como una opción que ha alcanzado ya la madurez para ganarle a Chávez. Las primarias deben ser una jornada esperanzadora.
ARGELIA RÍOS
@argeliarios
opinión.eluniversal.com
La campaña de Chávez por su reelección marcha viento en popa. Ahora mismo le apuesta al rejuvenecimiento de su figura y a su exaltación como el "pater familia" de Venezuela. En esta larga cruzada revolucionaria -a la que la oposición se incorporará tarde- los jóvenes tendrán un protagonismo especial. Ya lo estamos viendo. El Presidente requiere ganar terreno en ese campo, porque sabe que su contendor realzará uno de los hándicaps con que se presentará ante el electorado.
Como tantas veces se ha dicho, el comandante y su "proceso" han envejecido en el ejercicio del poder y ya no encarnan una novedad atractiva: representan, al contario, una opción continuista, necesitada de reinventarse para reconquistar a los públicos que se le han distanciado en el transcurso de estos doce años de ajetreo.
Por el desarrollo de los hechos, y pese a la agria disputa que tiene lugar en la oposición, la nomenclatura roja da por descontado que el abanderado opositor será un representante de las nuevas generaciones políticas. En contra de su objetivo, el protagonismo adquirido por Henry Ramos Allup está reforzando las precandidaturas más lozanas, a las que el país ya identifica como las víctimas de una oscura y desafortunada querella. Sin contendor aún, el adversario más potente de Chávez es la atmósfera de cambio con que se ha iniciado este 2011 y la extendida percepción -presente en todos los estratos del país chavista y no chavista- de que, ahora sí, el Presidente puede perder los cruciales comicios de 2012.
Si la oferta opositora exhibe el atributo de la juventud, el chavismo sabe que la campaña le resultará más exigente: el mandatario no da puntada sin dedal. El rol que ahora está otorgando a los jóvenes en su campaña, pretende anticiparse a los hechos, para tratar de minimizar el efecto que un oponente joven tendría sobre el electorado.
En la sala situacional del chavismo observan con atención lo que ocurre en el ecosistema opositor: si bien Ramos Allup añade a la contienda interna un ruido conveniente a los intereses del "proceso" -por las percepciones de rechazo que genera-, también, sin proponérselo, contribuye a fortalecer a quienes pretende debilitar con su discurso turbulento.
En los pateaderos rojos hacen fiesta porque desde la propia oposición algunos le hacen el trabajo de descalificar a los contrincantes más competitivos. Si pese a todo, se impusiera cualquiera de ellos, ya el terreno estará fertilizado para el ataque. De nuevo, el cachicamo habrá trabajado para la lapa. La MUD debe poner orden para impedir que las primarias se conviertan en un episodio lamentable, donde "la alternativa" se revele como una opción que ha alcanzado ya la madurez para ganarle a Chávez. Las primarias deben ser una jornada esperanzadora.
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