José Domingo Blanco (Mingo) / La Patilla
En estos días, se ha hablado –como por enésima vez- de diálogo. Maduro, intentando darse un “bañito de democracia”, invita a quienes se le oponen a sentarse a conversar para encontrar salidas conjuntas; pero, ¡cuidadito! no se equivoquen. Ese diálogo está condenado al monólogo. Será un regaño para quienes se atrevan a acudir a escucharlo. Habrá insultos, imposiciones; tal vez hasta vejaciones, para luego, sin ceder un ápice en la postura tozuda de estos saqueadores, responsabilizar a los sectores opositores y condenarlos con el dedo acusador como los únicos responsables de la penosa situación que vivimos. Es decir, un diálogo “unilateral” para aclarar –a quienes aún lo pongan en duda- que el que manda e impone las reglas del juego es el régimen. Esta plática que, en cualquier país civilizado y democrático, se traduciría como “tender puentes”; en nuestra Venezuela actual se puede interpretar como “tender trampas” en la que el debate productivo puede terminar transformándose en una querella. Y para muestra, un botón… CLIC AQUI para seguir leyendo...
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