ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
La percepción sobre la incapacidad del chavismo para gobernar a estas alturas es ya una creencia firme, incluso entre quienes siempre votaron por el caudillo y el 6D lo hicieron por la oposición. Es más, a esa corriente de opinión que ya parece irreversible habría que sumarle a los desilusionados, quienes ante el agravamiento de la crisis han modificado su actitud en los dos primeros meses del año. Y no se equivocan porque la terquedad en permanecer atado a la única opción que garantiza la continuación del fracaso, se puede calificar de incapacidad para reconocer los errores y rectificar en consecuencia. Maduro prefiere el caos y sus tremendas consecuencias antes que abjurar del sacrosanto dogma del socialismo del siglo XXI, lo cual implicaría la negación de "la doctrina Chávez", en el caso de que esta calamidad pueda llamarse "doctrina" y la aceptación de que muy lejos de la liberación, del bienestar y de la felicidad que tanto pregona, lo que está dejando atrás es opresión, miseria y hambre. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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