Alexander Cambero / Noticiero Digital
El régimen se desmorona. Su áureo rostro de invencibilidad pierde terreno ante la dura realidad. Han combinado el saqueo profundo de nuestros recursos con una monumental incapacidad para gobernarnos. El resultado es el país quebrado que a duras penas resiste. La revolución bolivariana atraviesa el riguroso desierto de la soledad. Venezuela descubrió que se trataba de una nueva mentira, que ilusionó a millones de incautos que han terminado con gran desilusión. La inocencia abrió los ojos frente al plato sin comida, con los bolsillos rotos de aquel que no tiene para sobrevivir una semana. Salió a la calle a tratar de encontrar un empleo decente, y solo consiguió a la delincuencia desbordada; mientras su hambre persigue algún producto en las kilométricas colas, que son el camino a las cuevas que alimentan los bachacos del gobierno. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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