DÁMASO JIMÉNEZ | EL UNIVERSAL
Los cargos de poder están repletos de funcionarios que olvidan que son empleados de una colectividad en el rol de electores que tienen el derecho justamente en democracia de expresar sus puntos de vista, a favor o en contra de determinado aspirante a llevar la administración de los intereses públicos de esa comunidad. No es un cheque en blanco de sumisión, entrega y amor eterno para que el pretendiente una vez convertido en gobernador, presidente o alcalde, haga lo que le dé la magistral gana con los recursos o incumpla con sus labores, porque la colectividad por lo general una vez que se sabe equivocada o engañada lo cobra con votos en contra, previa pita. Lea Más Detalles AQUI ...
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