Es una aberración a la racionalidad económica tomar nuestras decisiones de negociación basados en el criterio subjetivo y mal intencionado de un personaje ficticio desprovisto de toda credibilidad. Nosotros somos los principales culpables.
Manuel Ángel Arrias / De Libre Opinión Política
Las decisiones que tomas los compradores y vendedores de un bien cualquiera generalmente se basa el algún nivel aceptable de racionalidad, es decir, pensamos antes de comprar, analizamos la conveniencia del precio, a veces en lo justo de lo que recibimos. Otras veces, se usa la intuición, esa idea ciega que tenemos de que lo que hacemos en ese momento es la decisión correcta. Lo más acertado en situaciones que involucre el transar de bienes y la posibilidad de ganar o perder dinero es que analicemos todos los detalles de la transacción, y para ello es necesario contar con la mayor y mejor información posible para que tomemos la mejor decisión. Ahora, si analizamos el caso del dólar en el mercado negro. Desde que se implantó el control de cambios en el año 1992, las personas recurren ha diversas “fuentes” de información que a pesar de ser de dudosa reputación, terminan siendo de aceptación general porque esta “fuente” así se lo ha ganado. Se los explico en detalles. Lea el Artículo Completo AQUI ...
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