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¿Podrán recogerse los vidrios rotos de una campaña viciada?
ARGELIA RÍOS
En Twitter @argeliarios
eluniversal.com/
Lo dice Jesse Chacón, resguardado en el nuevo rol que se ha dado como "encuestador": según sus proyecciones, el país actuará desde la resignación y nunca desde un deseo de cambio. El ex ministro está seguro de que el electorado preferirá un comportamiento conservador. También cree que la mayoría se inclinará por el "malo conocido", antes que aventurarse al "bueno por conocer". El hecho no deja de ser paradójico. Se supone que las verdaderas revoluciones se nutren de un movimiento constante, estimulado -precisamente- por un incesante deseo de renovación. Lo que Chacón advierte, sin embargo, no es sino el reconocimiento de los sinsabores que agitan al ensayo chavista, en cuya contabilidad despuntan las coordinadas "rojas": ésas que corresponden a las deudas históricas no honradas y a la bancarrota moral de lo que un día fue expresión de esperanza y confianza frente al futuro.
Cuando Jesse construye su hipótesis sobre lo "malo conocido" -para impedir la evolución del "cualquier cosa es mejor que ésto"-, admite la debacle administrativa del gobierno y el insinuante atractivo que el auditorio electoral está encontrando en los jóvenes precandidatos de la oposición. Aunque no lo verbaliza, el ex ministro devenido en "experto en opinión pública", acepta la existencia de la tentación por lo novedoso y el potencial que ésta pudiera alcanzar. El ex ministro sabe que, en la medida en que transcurre el tratamiento del cáncer presidencial, los aspirantes opositores pudieran despertar más curiosidad entre los públicos menos polarizados y, tal vez, consolidar sus insondables "encantos" frente al corro nacional.
Esos "encantos enigmáticos" -como se les define en los laboratorios de la revolución- son una incógnita no resuelta para los propagandistas rojos. Afanados en identificar el origen de esos "agrados", éstos sólo atinan a señalar que, quizás, en esta ocasión, Chávez no sería el único en exhibir la magia que rodea a las figuras con carisma. Dicho esto, hay que registrar una curiosidad de esta coyuntura: en el polo opositor -por causa del envilecimiento de la batalla interna- suelen subestimarse las condiciones de los contendores mejor aprestados; caso contrario a lo que sucede en la acera oficialista, donde no se comete el error de escamotearle a sus posibles adversarios los curiosos atributos que les son subestimados desde sus propias trincheras. Descifrar en qué consiste el "encanto enigmático" es la tarea a la que se dedican hoy los estrategas del chavismo, que no esconden su sorpresa al ver a sus oponentes intentando aniquilar a ése cuyo carácter misterioso genera toda clase de comentarios mordaces. La pregunta salta al plano de las inquietudes: ¿podrán recogerse los vidrios rotos de una campaña viciada?
Argelia.rios@gmail.com
ARGELIA RÍOS
En Twitter @argeliarios
eluniversal.com/
Lo dice Jesse Chacón, resguardado en el nuevo rol que se ha dado como "encuestador": según sus proyecciones, el país actuará desde la resignación y nunca desde un deseo de cambio. El ex ministro está seguro de que el electorado preferirá un comportamiento conservador. También cree que la mayoría se inclinará por el "malo conocido", antes que aventurarse al "bueno por conocer". El hecho no deja de ser paradójico. Se supone que las verdaderas revoluciones se nutren de un movimiento constante, estimulado -precisamente- por un incesante deseo de renovación. Lo que Chacón advierte, sin embargo, no es sino el reconocimiento de los sinsabores que agitan al ensayo chavista, en cuya contabilidad despuntan las coordinadas "rojas": ésas que corresponden a las deudas históricas no honradas y a la bancarrota moral de lo que un día fue expresión de esperanza y confianza frente al futuro.
Cuando Jesse construye su hipótesis sobre lo "malo conocido" -para impedir la evolución del "cualquier cosa es mejor que ésto"-, admite la debacle administrativa del gobierno y el insinuante atractivo que el auditorio electoral está encontrando en los jóvenes precandidatos de la oposición. Aunque no lo verbaliza, el ex ministro devenido en "experto en opinión pública", acepta la existencia de la tentación por lo novedoso y el potencial que ésta pudiera alcanzar. El ex ministro sabe que, en la medida en que transcurre el tratamiento del cáncer presidencial, los aspirantes opositores pudieran despertar más curiosidad entre los públicos menos polarizados y, tal vez, consolidar sus insondables "encantos" frente al corro nacional.
Esos "encantos enigmáticos" -como se les define en los laboratorios de la revolución- son una incógnita no resuelta para los propagandistas rojos. Afanados en identificar el origen de esos "agrados", éstos sólo atinan a señalar que, quizás, en esta ocasión, Chávez no sería el único en exhibir la magia que rodea a las figuras con carisma. Dicho esto, hay que registrar una curiosidad de esta coyuntura: en el polo opositor -por causa del envilecimiento de la batalla interna- suelen subestimarse las condiciones de los contendores mejor aprestados; caso contrario a lo que sucede en la acera oficialista, donde no se comete el error de escamotearle a sus posibles adversarios los curiosos atributos que les son subestimados desde sus propias trincheras. Descifrar en qué consiste el "encanto enigmático" es la tarea a la que se dedican hoy los estrategas del chavismo, que no esconden su sorpresa al ver a sus oponentes intentando aniquilar a ése cuyo carácter misterioso genera toda clase de comentarios mordaces. La pregunta salta al plano de las inquietudes: ¿podrán recogerse los vidrios rotos de una campaña viciada?
Argelia.rios@gmail.com
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