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domingo, 31 de julio de 2011

¿Subió Chávez? Artículo de @luisvicenteleon



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En un cara a cara entre Chávez y Capriles Radonski, hay un empate estadístico (39% vs. 37%)

LUIS VICENTE LEÓN
En Twitter: @luisvicenteleon
eluniversal.com


Los eventos vinculados a la enfermedad presidencial están en desarrollo. Es una absoluta falta de seriedad, por decir lo menos, suponer que a estas alturas, cuando nadie sabe si Chávez está gravemente enfermo o anda más fuerte que un buey, se pueda medir el impacto definitivo de su quebranto sobre su conexión popular. Hacer conjeturas sobre ello puede funcionar para la especulación política barata. La verdad, pura y simple, se resume en que es imposible tener certeza sobre el rumbo de este tema hasta que se calmen las aguas y se devele, finalmente, si el Presidente venció la adversidad o necesitará un sustituto que tome las riendas de su revolución.

Típicamente el impacto de una enfermedad sobre la popularidad es negativo. No hay forma de que una enfermedad, por sí sola, sea motivante y genere votos. La razón es simple: No buscas un médico porque ÉL está enfermo sino porque lo estás TÚ.

Puedes sentir solidaridad con el enfermo en aprietos. Vas a ofrecerle apoyo y comprensión. Elevarás plegarias por su recuperación. Pero estando tú mismo necesitado de un doctor que esté ahí, al pie del cañón, para atender tus propios problemas en el futuro, lo más probable es que al poner un pie fuera del consultorio, arranque de inmediato la búsqueda de sustitutos bajo un pensamiento tan humano como el otro: ¿hay alguien más?

Pero entonces ¿por qué no apresurarse a concluir que la popularidad de Chávez se derrumbó?

Porque también hay otras variables relevantes que debemos considerar. Primero, este doctor sólo dijo que estaba enfermo, no fuera de juego. Si bien al principio abandonó el consultorio y asustó a los pacientes, después regresó luciendo fortalecido, diciendo que no quedaba ni una célula maligna en su cuerpo y que el Piache diagnosticó que estaba como una uva. La verdad es que el consultorio sigue siendo atendido por un avance, bastante menos famoso y carismático que él, pero mientras los pacientes están en el salón de espera les ponen videos del titular, muestran pendones con la foto del galeno y cada media hora el susodicho te manda saludos por Twitter y llama a los programas de opinión para saludar. Se va a Cuba y pide que lo esperes, que él va un momento a ungirse de poderes especiales con los que te sorprenderá.

Así las cosas, la incertidumbre compra tiempo. No significa que lo quieran más ni que hayan dejado de analizar otras opciones, pero logra congelar el juego mientras resuelve su problema (si todavía lo hay) o mientras construye la oferta sustituta, como lanzamiento paralelo de la nueva novela, el mismo día que pasan el capítulo final de la anterior.

La popularidad de Chávez sigue girando alrededor del 50% que ha tenido desde el 2009 (48% o 52% no cambia esa realidad). El país sigue dividido en dos toletes iguales. Quizás lo único relevante es que las opciones alternativas opositoras se fortalecen. Por ejemplo, en un cara a cara entre Chávez y Capriles Radonski, hay un empate estadístico (39% vs. 37%), al igual que en aprobación de gestión y en autodefinición política.

El juego puede evolucionar en ambas direcciones. Si Chávez se recupera en verdad y se muestra vencedor contra la adversidad, quizás logre subir sus puntos y recupere su manto mágico de fuerza e invulnerabilidad, ese que tanto enamora a las mentes frágiles. Pero si la enfermedad lo vence y se muestra débil y susceptible de ser sustituido, el camino será tortuoso para una revolución que depende exclusivamente de él.

Qué pena con los linealpensantes. No hemos resuelto el enigma sobre qué pasará a futuro. Qué va. Apenas estamos en la cola del ascensor para subir al consultorio.

luisvicenteleon@gmail.com

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