El dilema del gobernador: seguir a la vera de su mentor político o su liderazgo independiente. “Ni Rosales me hace sombra a mi, ni yo a él”, dice Pablo.
Heilet Morales
panorama.com
El silencio de Pablo Pérez sobre sus aspiraciones para el 2012 pareciera situarse detrás del velo que cubre su gran dilema: seguir cultivando un capital político en el Zulia, que lo mantendría a la sombra de su mentor político; o subir a un estadio superior, aspirando a la Presidencia de la República, desafiando al mismísimo Manuel Rosales.
“Ni Rosales me hace sombra a mi, ni yo a él, cada quien tiene un rol, ni él es competencia para mi, ni yo soy competencia para él”, se apresura a responder el gobernador cuando se le consulta sobre su relación con el ex alcalde de Maracaibo.
Pese a que ayer reconoció que su “principal compromiso es con los zulianos” y que apoyaría una eventual candidatura de Rosales, el gobernador tantea el terreno electoral más allá del puente. Un día aparece en Baruta; 48 horas después se deja ver en Aragua, so pretexto del aniversario de su partido, Un Nuevo Tiempo. Desde el exilio, Rosales mueve los hilos y sus piezas lo sitúan como “la primera opción que tiene UNT para las primarias presidenciales”, en palabras del diputado Alfonso Marquina.
Pero ¿cómo se mueve Pérez entre dos aguas? El gobernador del Zulia no se ruboriza a la hora de dialogar con altos funcionarios de Miraflores, la pasada semana se reunió con el titular de Interior y Justicia, Tarek El Aissami; prácticamente una herejía para algunos opositores.
Ni qué decir de la invitación al diálogo que le hizo el propio Chávez, que de momento no ha prosperado. Otro tanto ocurre con los regates de Pérez en un tema de honor para el ex alcalde Rosales, con cuentas pendientes con la justicia venezolana, como es el de José Sánchez “Mazuco”, prácticamente excluido de su agenda política.
Paralelamente, algunos de los miembros de su círculo más cercano están íntimamente relacionados a Rosales, incluso en su gabinete. A Pérez tampoco le supone mayor esfuerzo viajar a Lima para tratar asuntos políticos.
Dicho de otra forma, esa suerte de cordón umbilical desde Lima hasta Maracaibo podría volverlo vulnerable, incluso, para una campaña en primarias opositoras en las que los Capriles y los López, por nombrar a lo más nuevo de la cosecha; no tienen ningún padrinazgo político.
Alguien muy cercano al gobernador, Pablo Pérez Herrera, su padre, tiene claro el papel de su hijo: “Un gobernante no puede asumir la responsabilidad por la conducta de personas que formen su partido; lo más importante es que responda por su gestión”.
Desde la acera de enfrente, el diputado Rodrigo Cabezas, también del Psuv, ve poco probable un enfrentamiento político fratricida en el Zulia, aunque reconoce que “en el palacio de Los Cóndores existe un fantasma que los infecta con la ambición de ser Presidente”.
Mientras el politólogo Juan Romero, asesor político del Psuv; cree que tras bastidores existe una suerte de fraccionamiento interno en las filas de UNT. “Rosales ha montado su estructura desde Panamá y Perú que le ha permitido manejar el partido, pero Pablo Pérez ya tiene la suya también”.
“Sería un error político plantearse la posibilidad de una ruptura, la oposición no está para rupturas”, suelta Juan Pablo Guanipa, desde las filas de Primero Justicia, uno de los peces gordos de la Mesa de Unidad.
Elevar la mira hacia Miraflores, como están las cosas actualmente, podría suponer, para Pablo Pérez, un choque con estructuras de su propio partido (ya resteado con Rosales como primera opción), pero, quién le hace más falta a quién: ¿Pérez a UNT o viceversa?
La profesora Carmen Pérez, investigadora del Instituto de Estudios Políticos y Derecho Público de LUZ, lo advierte: “Un Nuevo Tiempo es una tolda personalista, como todos los partidos venezolanos, con pocas excepciones, dependen muchísimo del liderazgo que los crea”.
¿Alcanzaría la señal del control remoto desde Lima para mantener a un partido que hace las veces de Goliat en el Zulia, pero que apenas es un David en el concierto nacional?, toda vez que su capital político está circunscrito a la región.
Con más indefiniciones que certezas, Pablo Pérez camina hacia el 2012 entre buscar la reelección o Miraflores, para lo primero: puede subsistir bajo la tutela del viejo liderazgo. Para lo segundo, debe apostar por más autonomía y acercarse a las nuevas generaciones que promueve la misma militancia.
Heilet Morales
panorama.com
El silencio de Pablo Pérez sobre sus aspiraciones para el 2012 pareciera situarse detrás del velo que cubre su gran dilema: seguir cultivando un capital político en el Zulia, que lo mantendría a la sombra de su mentor político; o subir a un estadio superior, aspirando a la Presidencia de la República, desafiando al mismísimo Manuel Rosales.
“Ni Rosales me hace sombra a mi, ni yo a él, cada quien tiene un rol, ni él es competencia para mi, ni yo soy competencia para él”, se apresura a responder el gobernador cuando se le consulta sobre su relación con el ex alcalde de Maracaibo.
Pese a que ayer reconoció que su “principal compromiso es con los zulianos” y que apoyaría una eventual candidatura de Rosales, el gobernador tantea el terreno electoral más allá del puente. Un día aparece en Baruta; 48 horas después se deja ver en Aragua, so pretexto del aniversario de su partido, Un Nuevo Tiempo. Desde el exilio, Rosales mueve los hilos y sus piezas lo sitúan como “la primera opción que tiene UNT para las primarias presidenciales”, en palabras del diputado Alfonso Marquina.
Pero ¿cómo se mueve Pérez entre dos aguas? El gobernador del Zulia no se ruboriza a la hora de dialogar con altos funcionarios de Miraflores, la pasada semana se reunió con el titular de Interior y Justicia, Tarek El Aissami; prácticamente una herejía para algunos opositores.
Ni qué decir de la invitación al diálogo que le hizo el propio Chávez, que de momento no ha prosperado. Otro tanto ocurre con los regates de Pérez en un tema de honor para el ex alcalde Rosales, con cuentas pendientes con la justicia venezolana, como es el de José Sánchez “Mazuco”, prácticamente excluido de su agenda política.
Paralelamente, algunos de los miembros de su círculo más cercano están íntimamente relacionados a Rosales, incluso en su gabinete. A Pérez tampoco le supone mayor esfuerzo viajar a Lima para tratar asuntos políticos.
Dicho de otra forma, esa suerte de cordón umbilical desde Lima hasta Maracaibo podría volverlo vulnerable, incluso, para una campaña en primarias opositoras en las que los Capriles y los López, por nombrar a lo más nuevo de la cosecha; no tienen ningún padrinazgo político.
Alguien muy cercano al gobernador, Pablo Pérez Herrera, su padre, tiene claro el papel de su hijo: “Un gobernante no puede asumir la responsabilidad por la conducta de personas que formen su partido; lo más importante es que responda por su gestión”.
Desde la acera de enfrente, el diputado Rodrigo Cabezas, también del Psuv, ve poco probable un enfrentamiento político fratricida en el Zulia, aunque reconoce que “en el palacio de Los Cóndores existe un fantasma que los infecta con la ambición de ser Presidente”.
Mientras el politólogo Juan Romero, asesor político del Psuv; cree que tras bastidores existe una suerte de fraccionamiento interno en las filas de UNT. “Rosales ha montado su estructura desde Panamá y Perú que le ha permitido manejar el partido, pero Pablo Pérez ya tiene la suya también”.
“Sería un error político plantearse la posibilidad de una ruptura, la oposición no está para rupturas”, suelta Juan Pablo Guanipa, desde las filas de Primero Justicia, uno de los peces gordos de la Mesa de Unidad.
Elevar la mira hacia Miraflores, como están las cosas actualmente, podría suponer, para Pablo Pérez, un choque con estructuras de su propio partido (ya resteado con Rosales como primera opción), pero, quién le hace más falta a quién: ¿Pérez a UNT o viceversa?
La profesora Carmen Pérez, investigadora del Instituto de Estudios Políticos y Derecho Público de LUZ, lo advierte: “Un Nuevo Tiempo es una tolda personalista, como todos los partidos venezolanos, con pocas excepciones, dependen muchísimo del liderazgo que los crea”.
¿Alcanzaría la señal del control remoto desde Lima para mantener a un partido que hace las veces de Goliat en el Zulia, pero que apenas es un David en el concierto nacional?, toda vez que su capital político está circunscrito a la región.
Con más indefiniciones que certezas, Pablo Pérez camina hacia el 2012 entre buscar la reelección o Miraflores, para lo primero: puede subsistir bajo la tutela del viejo liderazgo. Para lo segundo, debe apostar por más autonomía y acercarse a las nuevas generaciones que promueve la misma militancia.
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