Laureano Márquez Blog / Runrunes
“Si este niño no es para mí, no será para nadie, prefiero verlo muerto”. Algo así debió decirse a sí misma con malsana envidia, frente al trono del rey, aquella pérfida mujer que en la noche cambio a su hijo muerto por el de su vecina. Ésta acudió al sabio rey, convencida como estaba que su vástago era el que estaba con vida. El rey Salomón pidió a uno de los guardias que desenvainara la situación y cortara al niño vivo en dos mitades iguales para zanjar el pleito, dándole, a cada una de las supuestas madres, su pedazo de muchacho. La madre verdadera, llena de dolor rogó al rey que se lo entregara completo y vivo a la otra reclamante. Por este gesto de amor desprendido supo Salomón cual de las dos era la madre verdadera. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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