José Domingo Blanco (Mingo) / RUNRUNES
Y sigue el descontento en aumento. Pero, el del pueblo chavista que, insisto, no está satisfecho con la gestión –y el desastre- de Nicolás. No les gusta Maduro y ya no se lo callan. Ni lo defienden, ni lo apoyan como antes. Incluso, no se eximen de poner en duda la última voluntad del difunto. Tampoco entienden por qué les pidió votar por alguien que, ni remotamente, se parece a su “comandante eterno”. Es tanto el desencanto del soberano “rojo-rojito” que los aferrados al poder, ya no saben qué inventar para prolongar la estadía en sus cargos, esas posiciones de las que han sacado tantas prebendas y les han permitido una vida de lujos y despilfarro. La tarea no está fácil porque no lograrán convencer al pueblo “rojo-rojito”-ese que pasa horas en colas para comprar un pollo o un kilo de harina de maíz- que la cúpula del desgobierno vive del sueldito quince y último que les paga el Estado. Es que ni usando como estrategia de campaña afiches con las fotos de Cilia o Nicolás, frente a Mercal o el Abasto Bicentenario, haciendo su cola kilométrica para comprar un kilo de café o un paquete de pañales -según el último número de la cédula- lograrán bajar los niveles de “calentera” que siente ese pueblo que creyó en Chávez y, por retruque, en Maduro. Porque, el pueblo mesmo, jamás se encontrará a los secuaces del gobierno en la morgue reclamando al familiar que les mató el hampa, ni tampoco peregrinando de un hospital a otro para ser curados de sus dolencias, ni padeciendo la escasez, ni asfixiados por la inflación. Porque la gente que está enquistada en el desgobierno, no tiene ni ganas, ni intenciones de abandonar sus curules ni sus posiciones de poder para darle paso a la generación de relevo. Los enquistados quieren seguir gobernando, no para beneficio del pueblo, sino propio.
El soberano rojo-rojito, ese que ¿amó? a Chávez, no está contento. Y sus quejas son cada vez más parecidas a las de aquellos que están en el bando de la oposición. La contrariedad les aumenta en la misma proporción en la que pierden libertades y calidad de vida. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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