Axel Capriles / El Nacional
En pocos días, Nicolás Maduro tendrá en sus manos una nueva ley habilitante. Pero esta vez no serán poderes especiales para luchar contra la corrupción, o contra las inundaciones, como una vez ordenó Chávez a la Asamblea, sino que serán superpoderes habilitantes para enfrentar al Imperio, para defender la paz y la soberanía de la patria. Y resguardar la independencia y la libertad de la nación no es cualquier cosa. Merece el poder absoluto, la potestad y dominio sobre la vida de la población entera. Una ley que preparare “para todos los escenarios, y en todos ganar”, como señaló el propio Maduro, incluye también el escenario electoral. Obama pareciera, así, entonces, por los extraños vericuetos de la psicología política, haberse convertido en el principal adversario de la oposición y en un factor del fortalecimiento interno de la revolución. El cerco internacional empieza a atafagar, sin duda, al gobierno de Maduro. Pero la intervención de la Banca Privada de Andorra (BPA) luce hasta más efectiva que declarar a Venezuela una “amenaza inusual y extraordinaria”. Estados Unidos también consideró, en cierto momento, a Corea del Norte como una amenaza y ahí está impertérrito el Líder Supremo de ese país, Kim Jong-un. CLIC AQUI para seguir leyendo...
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