FRANCISCO GÁMEZ ARCAYA | EL UNIVERSAL
En Venezuela, un mango a medio morder tirado en cualquier sitio es suficiente para producir un frondoso árbol nacido por obra y gracia del Espíritu Santo. Esa es parte de nuestra naturaleza. El cambur crece como monte, de cada barranco cuelga una mata de auyama y los árboles de lechosa se cortan por feos. Hasta el petróleo, nuestro recurso generador de dólares imperialistas, está a nuestros pies sin que hayamos hecho nada para merecerlo. Lea AQUI el Artículo Completo ...
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