En realidad se trata del mismo de siempre, pero enfrentado ahora a un "nuevo adversario". Era lógico que el evento animara el interés de opositores y oficialistas. Con trece años de incesante monólogo, un encuentro como el ocurrido resultaría atractivo a todos los públicos. Poco interesa si el programa tuvo o no las características de un debate. Lo relevante no fue siquiera su contenido, aunque de él se colija el compromiso de cada candidato con los principales problemas del país. Si algo debe rescatarse de la iniciativa es la sola fotografía en grupo de los aspirantes presidenciales, que describe por sí misma la convicción unitaria de los diferentes componentes de la oposición y, sobretodo, la vocación democrática que a todos acompaña. Ver más…
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